FreedomPop hace aguas ¿alguien da duros a pesetas?
FreedomPop llegó a España con un eslogan atractivo: ‘Internet gratis en el móvil’, si lo reducimos a su esencia. Pero a veces el márketing le viene grande al producto –o servicio- de una compañía, y la trayectoria de FreedomPop en nuestro país encaja casi de forma milimétrica con esto anterior. En primer lugar, y sin entrar con sus varios problemas sufridos –por ellos y sus clientes-, porque no todo es gratis, sólo 100 minutos y 200 megas.
Es evidente que ningún operador, ni mucho menos operador móvil virtual, tiene ‘manga ancha’ para dar nada gratis. Es una tarifa configurada con la confianza de que los usuarios se excederán en el consumo sobre lo que sí se ofrece de forma gratuita, que son 100 minutos en llamadas y 200 MB para Internet móvil. Pero a partir de aquí lo que se ofrecen son tarifas normales, las habituales de un OMV: 200 minutos y 1 GB, 4,99 euros al mes como tarifa más económica.
Bajo sus tarifas, sin coste se ofrecen 100 minutos y 200 megas. Por encima, 1 GB por 4,99 euros al mes y 200 minutos.
Una ‘operadora gratuita’ basada en la confianza de que los usuarios paguen ¿es eso suficiente?
Que los números encajen, para un modelo de este tipo, es posible según dos estrategias: o bien tienes un negocio paralelo, que perfectamente podría ser en el mismo sector y que garantice la viabilidad económica, o bien puedes confiar en que el peor escenario no se cumpla. Y para FreedomPop el peor escenario serían miles de ‘abonados’ que no consumen más allá de los 200 megas y los 100 minutos que se ofrecen de forma gratuita. Porque, por tráfico de red, FreedomPop tiene que pagar –como los demás OMVs- al operador que alquila su red para prestar el servicio. Y en España, FreedomPop hace uso al menos de las redes de Orange, Movistar y Yoigo.
La horquilla o el margen en la relación precio cobrado – precio pagado, por el uso de la red es lo que permite la opción escogida, que es ofrecer un consumo mínimo gratuito, pero al mismo tiempo condiciona que los precios de las tarifas reales sean casi idénticos al de otros OMVs. Es decir, que según estos márgenes, se podría haber optado también por reducir los beneficios por tramo consumido en minutos y megas, pero haber competido con las tarifas más económicas del mercado. Sería una mayor garantía, porque dado el planteamiento del operador, efectivamente el peor escenario podría darse y poner en riesgo su viabilidad económica –al menos, sobre el papel y con los datos básicos-.
Limitaciones y problemas en el acceso y uso de los servicios de FreedomPop
Las cuestiones anteriores deberían ser una preocupación interna, y meramente interna, al menos a priori. Pero es importante repasarlo cuando, actualmente, FreedomPop está teniendo graves problemas para prestar servicio a sus clientes. El modelo de negocio, como comentábamos, se basa en la estrategia típica de un OMV: uso de la red de otro operador y pago al mismo por alquiler, vía cobro de los correspondientes servicios a sus propios clientes. Algo que pueden permitirse porque un OMV tiene gastos evidentemente inferiores a una compañía de telecomunicaciones convencional, con red propia. Pero ¿y si mezclas la cobertura de varios operadores?
Ni son los primeros, ni son los últimos, pero han combinado la red de Orange, Movistar y Yoigo del mismo modo en que haría cualquiera de estos operadores convencionales cuando prestan servicio fuera de su país, donde tienen desplegada su infraestructura. Es decir, es similar a un roaming por la combinación de redes, aunque en el resto de puntos sigue un modelo habitual de OMV. El cambio entre redes de diferente operador, sin embargo, es casi siempre problemático por la gestión de la conexión a criterio del propio dispositivo, en función de la calidad de la señal de las infraestructuras disponibles al alcance, por cobertura. Supone siempre un mayor consumo de batería.
Podría ser un problema menor el anterior, pero no lo es cuando el ‘salto’ automático entre redes no le está funcionando a FreedomPop, y si hace unos días recomendaban conectar a Movistar de forma manual, ahora recomiendan conectar a Yoigo desde los ajustes de red del dispositivo. Y no sólo hay usuarios que desconocen cómo hacerlo, sino que a algunos ni siquiera les sirve este ‘parche’ ofrecido como solución tras semanas sin prestar el servicio de forma correcta, con constantes pérdidas de señal tanto en servicios de voz como en datos.
Una opción secundaria, de momento ¿se puede sobrevivir en segundo plano?
Lo que preocupa ahora es que el OMV pueda hacer frente a los problemas que están afectando a su servicio y sus clientes, sobre todo porque les ha sucedido en un punto anterior a su madurez y cuando aún no tenían listos aspectos esenciales como la portabilidad, que le habrían ayudado a conseguir una sólida base de clientes para sobrepasar esta situación. Precisamente por eso, la falta de posibilidad de portabilidad –sólo altas con número nuevo-, una importante parte de los clientes con que cuentan son por líneas secundarias.
En foros y redes sociales es fácil encontrar decenas de mensajes de algunos de sus clientes que recuerdan que su tarjeta SIM de FreedomPop es secundaria. La picaresca se ha basado en tomar una de sus tarjetas SIM sin coste ni permanencia y ‘dejarla ahí’. Rescatarla, únicamente, cuando la tarifa principal se agota y esos 100 minutos y 200 megas pueden ayudar a ‘llegar a final de mes’. Y volviendo a todo lo anterior ¿puede mantenerse –económicamente- un operador, de esta forma? ¿durante cuánto tiempo?
Via: www.adslzone.net