No has ligado en Facebook, así funciona la sextorsión de webcams en Skype
Seguramente conocerás los conceptos sexting y sextorsión por titulares de la prensa, de decenas de casos que se dan cada año. El sexting es el intercambio de contenido ‘sexual’ de uno mismo con otra persona, y la sextorsión es una de las peores consecuencias que se pueden dar para los incautos que se dedican a lo primero, el sexting. Pues bien, en las redes sociales como Facebook existe una red de extorsión que se dedica a conseguir dinero a base de chantajes como el que vamos a contarte.
Te llega un mensaje en Facebook, y aquí es donde empieza todo, aunque se puede dar también en otras redes sociales. Eso sí, hablamos principalmente de Facebook porque es la red social con mayor cantidad de usuarios a nivel mundial, además de que permite la mensajería entre usuarios no conectados como ‘amigos’ entre sí. Estas dos condiciones son clave para una red de extorsión que busca conseguir la máxima ‘efectividad’ de su artimaña.
Todo empieza con un mensaje en Facebook: ¡Has ligado! ¿…o no?
La red social Facebook permite consultar datos básicos de otro perfil. Según la configuración de nuestra cuenta, en términos de privacidad, es muy probable que otro usuario que no tenemos registrado como ‘amigo’ pueda encontrar de nosotros información como dónde vives, cuál es tu edad y tu situación sentimental. Y esto es suficiente, al menos en un primer paso, para trazar una estrategia de seducción. A partir de esta estrategia de la que, evidentemente, la víctima no participa, es donde viene el primer mensaje en el que la otra persona, generalmente del sexo opuesto, se deshace en halagos de tono cálido e incluso, en algunos casos, envía una primera fotografía para provocar a su víctima.
El primer mensaje y la primera fotografía ya desvelan el cuidado que lleva esta red de extorsión sexual: la/el modelo no está en Google. Si buscamos esta fotografía en Internet no aparece, porque en muchos casos sí es una fotografía de la persona que está trazando su estrategia de sextorsión.
Si ha llegado esta primera fotografía de tono caliente, los usuarios más desconfiados correrían a buscar la foto en Google para ver si es propia, o si bien el emisor o la emisora del mensaje la ha tomado de Internet y ni siquiera es la misma persona que se presenta ahí inmortalizada. Pues bien, con este paso es altamente probable que aún no salten las alarmas, porque en muchos casos, la persona que extorsiona es, efectivamente, la que aparece en la propia fotografía.
Hablemos por otra aplicación: aquí empieza el peligro, si aún no has cometido errores
Lo más natural es que con los primeros mensajes la víctima desconfíe. Se dan casos, pero lo cierto es que un ‘ligue’ tan fortuito no es lo más habitual. Pero aunque desconfíes, o incluso aunque ignores los mensajes, la persona que está tratando de generar contenido para extorsionarte seguirá insistiendo como si realmente estuviese deseosa o deseoso de conocerte, y de conversar más, y en un tono aún más caliente en el que participéis ambas personas. No, no es frecuente que el atacante sea agresivo o agresiva haciéndote participar del intercambio de contenido sexual. Al menos, hasta que sienta que estás confiado, o confiada.
Si no respondes, insistirá. Y en los primeros mensajes se ganará tu confianza para que no pienses que pretende verte desnudo o desnuda. En un principio, de forma ‘solidaria’ va a enviarte fotografías, o incluso vídeos, y a compartir contigo su número de teléfono o datos que se supone son personales. Está ganándose tu confianza.
Ganarse tu confianza pasa por darte ‘su número’ de teléfono, por ejemplo, o su perfil en otras redes sociales. Y llegados a este punto, de nuevo volvemos a la reacción que habrían tenido los más desconfiados: ¿quién demonios es esta persona? Pues bien, aquí es donde quizá encontraremos los primeros fallos de la estrategia de extorsión. Porque en muchos casos no hay rastro de tal persona en Internet, o a pesar de una considerable edad sus perfiles en redes sociales son muy recientes, quizá de hace tres años como mucho. Ya empieza a oler mal.
¿Quién es esta persona? Investigando a quien quiere extorsionarte por Internet
Antes que tú hayas recibido ese primer mensaje, y que te hayas sumido en una conversación, a ti ya te han investigado. Otros datos que facilita la red social Facebook son las relaciones sociales y de parentesco. Es probable que tengas allí guardados como ‘amigos’ a tus padres, tu jefe, tus vecinos. Y no es complicado saber quién es quién, desde fuera. Teniendo esta información, el atacante ya sabe lo suficiente como para conocer dónde puede atacar cuando realmente tenga material para hacerlo. Y si tienes pareja, seguramente serás tú mismo quien se lo cuente, en una primera intención de descargar tu conciencia.
Facebook deja ver quiénes son tus amigos y familiares, así que antes de atacar a la víctima, esta persona –o red- ya puede trazar una estrategia en la que la víctima sea la única parte vulnerable.
Entregándote su número de teléfono, por ejemplo, automáticamente podrás ver su WhatsApp. Y su configuración de privacidad permite que cualquiera vea la fotografía del perfil. Pero ¿quién aparece allí? Pues lo más probable es que sean sus glúteos, o cualquier otra parte del cuerpo que pueda resultar provocadora a sus víctimas. Pero la cara, si aparece, será difícilmente visible. Y si, el atacante cambia de foto con frecuencia. Al fin y al cabo tiene que fingir normalidad para seguir prestando confianza por aquí.
Vayámonos a Skype, que quiero enseñarte algo
La clave es Skype. Como sabrás, Facebook Messenger tiene videollamadas, y si quisieran ‘enseñarte algo’ lo podrían hacer por aquí sin problema alguno. Pero estas redes tienen sus limitaciones, y la mayoría están preparadas únicamente para reconducir sus conversaciones a Skype, en un ordenador, que es donde tienen preparados sus vídeos -pre grabados- y su sistema de captura del contenido de la víctima. Es decir, les resulta más complicado servir un vídeo pre grabado a través de Facebook Messenger, y también grabar a su víctima desde el móvil. Así que el paso clave está en convencer a la víctima de que vaya a Skype y continúe la conversación en este servicio de mensajería y videollamadas.
‘Vayámonos a Skype, que quiero enseñarte algo’ Y aquí es donde el atacante, aún de forma solidaria, se enseña a sí mismo ‘sin esperar nada a cambio’. O al menos eso es lo que parece y, evidentemente, pretenden que parezca con la intención de ganar confianza en un último paso.
Pues bien, en este último paso en el que el atacante –que puede ser mujer u hombre, los hay de todos tipos- se muestra de forma solidaria, o nos quiere hacer pensar eso. Probablemente utilice un clip de vídeo a modo de cebo, una grabación casera que ya estaba preparada y es de corta duración. Es una forma de decirle a su víctima: ‘¿Ves? No pasa nada, confía en mí’. Si has llegado hasta aquí, probablemente tengas un problema, pero es el último momento en que se puede resolver todo.
Una videollamada ‘caliente’, una grabación… y la sextorsión
Hasta ese último punto, si no has respondido a sus mensajes con el mismo ‘tono caliente’, con fotografías o con vídeos propios, todo va bien. Pero si ya has caído la trampa, ya se ha generado contenido suficiente como para la sextorsión. Ahora bien, el último paso es el más importante para los atacantes, porque en la videollamada de Skype es cuando se graba a la víctima –habitualmente masturbándose- y es cuando se genera el contenido sexual para la extorsión. Lo más habitual es que la videollamada termine de forma satisfactoria, sin indicio alguno de que alguna de las partes está grabando un vídeo.
Más adelante, y pueden pasar días, es cuando la víctima recibe un mensaje en que se descubre toda la historia. Te han grabado en vídeo y van a enviárselo a tus padres, tu jefe o tu pareja si no pagas un ‘rescate’ por el contenido sexual en el que claramente se puede ver quién eres. Así que no, no habías ligado por Facebook, sino que habías caído en una red de extorsión online.
Via: www.adslzone.net