Si no quieres ser víctima del thermal throttling y que tu PC pierda rendimiento por falta de ventilación, entonces deberías prestar cierta atención a la temperatura de los componentes de hardware que hay dentro de la torre -o caja- de tu ordenador. Y hay muchas formas de hacerlo, pero lo idóneo es combinar en una app el control de temperatura y, al mismo tiempo, el ajuste de ventiladores. Eso es lo que nos permite esta app, conocer la temperatura y controlar la potencia de los ventiladores.

Existen aplicaciones específicas para el gaming, como MSI Afterburner, que se centran en el rendimiento de la tarjeta gráfica y permiten controlar la potencia de los ventiladores de la propia GPU y, además, los parámetros de overclock –entre algunos otros-. Pero la que nos ocupa es una aplicación para controlar los ventiladores del chasis, el integrado en el disipador de la CPU y también los ventiladores de la propia tarjeta gráfica. Todo ello desde un mismo panel de ajustes, y como ya decíamos, también con la información en tiempo real sobre la temperatura del hardware.

Speedfan: controla la temperatura de tu hardware y la potencia de los ventiladores

La potencia de los ventiladores, o más bien la velocidad a la que giran, depende en gran medida del rendimiento del PC que se esté exigiendo a cada momento. Es decir, que es un valor variable que debe adaptarse a las prestaciones que se exijan de la CPU, el disco duro, la tarjeta gráfica y la memoria RAM, entre otros, a cada momento. Pero también a la temperatura ambiental, porque necesitaremos mayor ventilación en verano que en invierno, como es evidente. Y todo esto lo podemos controlar desde una aplicación, que es Speedfan.

En las diferentes secciones de la app podremos encontrar gráficas sobre la temperatura en tiempo real de los diferentes componentes, o la evolución del trabajo de los ventiladores –de cada uno de ellos- también en tiempo real. Y también podemos modificar todos sus parámetros de trabajo directo, o bien configurar perfiles de funcionamiento para regular su intensidad de trabajo en función del rendimiento y la temperatura de componentes como la CPU o la GPU. De esta forma, automáticamente se ajustará su velocidad según sea necesario para evitar que la temperatura alcance picos indeseados.