Los escándalos sexuales han salpicado a varias grandes empresas –como Vice- y personalidades reconocidas en las últimas semanas. Microsoft y Amazon no han escapado de este problema que afecta también a la industria de la tecnología. Según destapa Newsweek, entre los años 2014 y 2016 de estas dos compañías se enviaron mails a burdeles. Fueron empleados de las mismas, y con la intención de contratar servicios sexuales de diversa índole.

Esta documentación ahora destapada proviene de una operación encubierta que arrancó en el año 2015, y por la cual se han producido 18 detenciones, varias de ellas a altos cargos de Amazon y Microsoft. El juicio contra dos de ellos arrancará en marzo, según está previsto. Y estos mensajes de correo electrónico, enviados a burdeles desde cuentas corporativas de correo electrónico, corresponden tanto a Microsoft como a Amazon y otras compañías como T-Mobile, Oracle y Boeing entre algunas otras. Ahora bien, 67 de ellos fueron enviados con direcciones de empleados de Microsoft, y 63 desde cuentas de Amazon.

Estos empleados usaban cuentas de correo corporativas para la contratación de servicios sexuales. Hay empleados de Amazon, Microsoft, T-Mobile, Oracle, Boeing…

Usaban cuentas de correo electrónico corporativas para contratar servicios con burdeles

Desde Microsoft han comunicado que tienen un amplio historial de colaboración con las autoridades en contra de los delitos sexuales, y que hay empleados que se dedican a ello de forma específica. Cuentan con 125.000 empleados, y es por esto que la mala actuación de una pequeña fracción de ellos no representa su cultura. En cualquier caso, sus empleados son responsables de sus actos y habrá consecuencias directas aplicadas por Microsoft. Algo que, de forma similar, han repetido en Amazon: es contrario a su política participar de ‘actividades de consumo sexual’ en relación a su trabajo, luego se investigará y se tomarán acciones en colaboración con las autoridades.

Esta investigación ha vuelto a poner de manifiesto un problema de sobra conocido, pero contra el cual se cuestiona si las empresas hacen lo suficiente. En esta ocasión se han visto salpicadas porque han sido las propias cuentas corporativas las que se han empleado para la contratación de servicios sexuales.