Cuando utilizamos cualquier dispositivo corremos el riesgo de ser infectados por algún malware. Más aún si lo utilizamos para navegar en Internet. Las variedades son muy amplias, pero también hay muchas formas de protegernos. Contar con programas y herramientas de seguridad es vital. Una de las más básicas y que muchos usuarios optan por instalar son los antivirus. Sin embargo no todos son iguales, como tampoco lo es su precio. En este artículo vamos a explicar por qué no hay que confiar en un antivirus gratuito.

La desconfianza en un antivirus gratuito

Como sabemos, existe la posibilidad de instalar un antivirus gratuito y también de pago. Esto se extiende tanto a ordenadores como a dispositivos móviles. Quizás el hecho de instalar un antivirus gratuito pueda ser más peligroso en el caso de los móviles, como vamos a explicar.

Lo primero que hay que mencionar es que no todos los antivirus gratis son negativos, ni mucho menos. De hecho, algunos de los mejores antivirus del momento son libres. Hablamos de aquellos, especialmente para dispositivos móviles, que no hay que pagar por instalar y que pueden volverse en contra.

El primer motivo por lo que no hay que confiar en un antivirus gratuito es porque no suelen ser completos. Por ello, si queremos tener una protección realmente eficaz hay que mirar muy bien qué encontramos si decidimos instalar uno de este tipo. En ocasiones la protección está limitada, no cuenta con análisis en tiempo real o incluso las opciones para eliminar algunos tipos de malware están bloqueadas.

Todo ello lo podemos ampliar pagando por la versión completa o comprando paquetes adicionales. Por ello, si queremos tener una protección verdadera es mejor optar por una versión de pago o algún otro antivirus gratuito que de verdad sí proteja de forma amplia.

El adware en las versiones gratuitas

También, y esto no se aplica únicamente a antivirus, podemos encontrar que una versión gratuita incluye adware. Estos son anuncios publicitarios, enlaces a otras aplicaciones o algunos complementos añadidos que poco tienen que ver con el programa en sí. Es la manera que tienen los desarrolladores de financiarse. Ofrecen una aplicación gratuita, pero a cambio se “paga” de otra forma.

Esto último hace que consuman más recursos de nuestro equipo. Si estamos utilizando un dispositivo de gama media, la diferencia puede llegar a ser bastante notable.

Además, la privacidad de los usuarios puede verse mermada. Uno de los navegadores más utilizados, Avast, fue acusado de utilizar adware para recopilar los datos de navegación de sus usuarios.

Por último, algunos antivirus gratuitos pueden “falsear” los datos reales. Esto significa que es posible que exageren de alguna manera las amenazas existentes. Archivos que realmente no son maliciosos, pueden ser señalados como tal. De esta manera mantienen alertas a los usuarios, algunos de los cuales es posible que terminen pagando un plan superior para poder proteger mejor el equipo.

En definitiva, existen tanto antivirus gratuitos como de pagos que perfectamente pueden proteger nuestros dispositivos. Sin embargo hay que tener mucho ojo al elegir los gratuitos, especialmente en dispositivos móviles. Como hemos visto, hay diferentes razones para evitarlos siempre que sea posible.