Reino Unido está encabezando la lucha contra la piratería basada en el bloqueo de páginas web que infringen los derechos de autor y propiedad intelectual. En los últimos años, esta metodología está cobrando fuerza y no solo en Reino Unido está llevándose a la práctica, sino que en muchos otros países de todo el mundo la herramienta de respuesta contra este tipo de páginas web es el bloqueo de acceso, según diferentes esquemas. Pero ¿está funcionando?

The Pirate Bay es el mayor objetivo de los organismos legales. El acceso a esta página web está bloqueado en ‘medio mundo’ y, sin embargo, sigue siendo el site de torrents más destacable a nivel internacional. Ahora ya no ocupa el primer puesto según su índice de tráfico, pero por cuestiones evidentes. Está bloqueado en algunos países de los que más tráfico obtenían y, por lo tanto, sus cifras de acceso directo han descendido de manera drástica. Ahora bien, si analizamos el ranking de sites según visitas mensuales, lo curioso es que muchas de ellas son proxies de The Pirate Bay.

Cuando una web pirata es bloqueada, los usuarios recurren a otras pero pocos son los que abandonan las descargas ilegales

Una vez más, estos datos muestran una tendencia innegable. Sí, cuando una página web de contenidos pirata es bloqueada, automáticamente su tráfico desciende de forma notable. Pero cuando una de estas cae, otras crecen a un ritmo que, si no es idéntico, es muy similar. Cuando se cierran páginas web pirata, o se implementa algún tipo de bloqueo de acceso, los usuarios no dejan de descargar sus contenidos como hacían antes, sino que recurren a otras webs, o incluso a tecnologías que permiten saltarse los bloqueos aplicados por los proveedores de servicios de Internet; es decir, los operadores, actuando según las órdenes de la Justicia.

Un estudio de TorrentFreak muestra cómo los proxies de The Pirate Bay han conseguido recoger todo el tráfico que ha perdido la web original. No hace más que demostrar que el bloqueo de webs es un fracaso en contra de la piratería, mientras que la mejora de soluciones legales como Spotify o Netflix sí ha favorecido que las cifras de la piratería sean cada vez menores.