Motivación e Inspiración
A veces, cuando voy en un tren, o en un avión en un viaje, me paro a pensar en las cosas que tengo que hacer. Normalmente, las cosas que tengo que hacer son acciones motivadas por las cosas que quiero hacer. Las metas que me he auto-impuesto. Los objetivos que me he marcado conseguir. Los lugares a dónde quiero llegar con un proyecto o una idea. Es algo que llevo haciendo años.
Figura 1: Motivación e Inspiración |
Esta forma de hacer las cosas es la misma que llevo haciendo años. Creo que desde que aquel día llegué con las manos ensangrentadas por las esquirlas de ladrillo tosco que se me metían en los guantes cuando trabajé de albañil aquel verano. Cuando regresé aquel día me prometí que mis manos no volverían a estar ensangrentadas para ganarme la vida, ni mi cabeza encerrada en algo que no me permitiera hacer cosas.
Lo peor en aquel trabajo no era el calor, o el miedo a caerse al bajar una rampa de lo que sería en el futuro una escalera entre un cuarto y un quinto piso sin protección más que una cinta de aviso cargando puntales. Lo peor era tener la mente llena de ideas y no poder hacerlas. Lo sentí como una cárcel. La prisión donde metieron mi mente durante un tiempo.
Recuerdo que leía libros a la hora del bocadillo o la hora de la comida. Era mi forma de huir de allí. La forma de que mi mente no estuviera encarcelada en aquella obra de pisos del barrio de Tetuán en Madrid en la que estuve trabajando.
Con el paso de los años, he tenido muy claro que aquellas gotas de sangre, al igual que los "pitos" (dolor en los dedos por haberte lijado la piel de los dedos al golpear la lija contra un borde) que me salían en las manos de mis veranos de barnizador lijando cercos de puertas, o los dolores en mi espalda por cargar sacos de temple o botes de pintura plástica en mis años de pintor, me dieron una motivación extra para luchar por las cosas que quería hacer.
Pintar un piso, barnizar puertas, o poner paredes de ladrillo tosco no eran los objetivos que me había marcado en mi vida. Quería hacer muchas cosas, y no eran esas.
Hoy han pasado más de veinte años desde aquellos días. Después de esas aventuras en el mundo de la construcción, comencé a dar clases particulares con dieciocho años, y a sacar mis estudios adelante. Daba entre 4 y 8 horas de clases particulares todos los días y luego sacaba mis estudios. Esa fue mi rutina durante los tres años que estuve haciendo mi Ingeniería Técnica de Informática de Sistemas. Y eran tiempos geniales. Duros, intensos, y geniales.
Mis días se llenaban con las horas de clases, las horas de estudio, los ratos leyendo mientras sacaba a mi viejo perrito a la calle y nos sentábamos a disfrutar yo de la lectura y él del aire, y por último, el café con Rodol hablando de sueños. De hackers, de juegos, de tecnología, de programación, de modems, de Internet. Ayudar a los estudiantes que tenía en mis clases, la lectura de libros, los estudios de informática y los cafés con Rodol eran mi motivación para hacer cosas.
Fueron años maravillosos. Con horarios cronometrados al minuto, pero llenos de vida en mi cabeza. La cabeza que estaba libre para hacer cosas. Para crear cosas. Para planear sueños y compartirlos con Rodol. Él tenía los suyos, y compartirlos era motivador. "¿Te imaginas Rodol que un día hacemos...?"
Fueron años maravillosos. Con horarios cronometrados al minuto, pero llenos de vida en mi cabeza. La cabeza que estaba libre para hacer cosas. Para crear cosas. Para planear sueños y compartirlos con Rodol. Él tenía los suyos, y compartirlos era motivador. "¿Te imaginas Rodol que un día hacemos...?"
E hicimos. Claro que hicimos. Hicimos muchas cosas. Y hacemos. Aún hacemos muchas cosas. Hicimos Informática 64, 0xWord, ElevenPaths, Aura, Movistar Home, libros, herramientas de hacking, estudios, papers, PoCs, Hacks, trabajamos con amigos, conocimos gente nueva, ampliamos nuestra vida, viajamos por el mundo - cada uno dónde quiso, que a él le gusta la aventura, y a mi por aventura me viene solo "¿habrá churros en el desayuno?".
Aún recuerdo el juramento que nos hicimos en la cafetería de la flecha, cuando diseñamos el logo de Informática 64 en una servilleta y él me dijo que nunca montaría una empresa, que era una locura. Nos prometimos que nos íbamos a divertir con lo que hiciéramos, y que sería para que en el fondo, pudiéramos tener una vida mejor que la que, por destino, nos había tocado.
Han pasado muchos años, veinte desde aquel juramento de amigos, cuando estábamos pensando en montar nuestra empresa. Hemos hecho muchas cosas juntos y separados. He visto más mundo del que soñaba. He conocido a más gente de la que imaginé. Volví a hacer todo lo que no pude hacer de joven. Acabar mi Ingeniería Superior de Informática, mi Máster y mi Doctorado, pero también sacarme el carné de moto, aprender inglés y transformar la vida de amigos y compañeros. Ira Defcon y BlackHat, hacerme un sitio en lo que me gustaba. Jugar con la tecnología y volver a jugar con ella.
Suelo decir muchas veces, que tengo la sensación de haber acabado varias vidas. La académica, la profesional, la familiar, la de pirata por los mares del sur navegando por el mundo y la de intelectual leído y aburrido. Ha ido a centenares de conciertos, y he volado miles de kilómetros para volver a lomos del Dragón Matías para recoger besos y abrazos pequeñitos.
Y aún, antes de irme a la cama una noche pienso: "¿Qué tengo que hacer mañana?". Y miro mi blog, y miro mi calendario, y anoto las nuevas ideas. Y llego el lunes a la oficina y me siento con Pablo González para repasar alguna nueva, y molesto a Antonio Vila que está desarrollando un sistema de seguridad para una red mundial con un nuevo Hack. Y me siento un minuto con Victor Mundilla para decirle que no me gusta el color de un interfaz y que la idea que me ha pasado nueva de Faast me mola cantidad, y busco a Igor o a Rodol, y les doy un abrazo porque después de veinte años están ahí, cerca de mí.
Y me levanto un sábado, como hoy, después de haber estado viajando una semana entera, con Jet Lag, pensando en qué voy a postear hoy en mi blog. Con qué os voy a intentar informar, entretener, enseñar, o simplemente qué voy a compartir con vosotros, que estás leyendo este artículo un día más. Algunos lleváis años leyendo ya este blog.
Al final, la motivación y la inspiración la tengo en lo que hago, no lo que he hecho. No se trata de llegar a ningún sitio. Yo ya sé cuál es el final del camino hace mucho tiempo. Se trata de lo que hago cada día. De cómo lo hago. De lo que me permite que mi mente esté libre. Que se cumpla aquel juramento que nos hicimos Rodol y yo. Y vosotros, sois parte de eso. Venir a este blog con regularidad es parte de mi motivación e inspiración para seguir disfrutando de lo que hago. Doy gracias por ello.
Saludos Malignos!
Via: www.elladodelmal.com
Motivación e Inspiración
Reviewed by Anónimo
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