El despegue es uno de los ‘momentos sensibles’ de un vuelo –como lo es el aterrizaje-, y en esto las aves son uno de los factores de riesgo. Pero controlar a las aves y conseguir que se mantengan alejadas de los aeropuertos, al menos en maniobras, es complicado. Con un drone, haciéndolo volar de forma manual, se puede hacer pero supone un importante coste y la dependencia de la disponibilidad de pilotos cualificados para ello. La alternativa son drones autónomos que se encargan de hacer el trabajo.

Este proyecto viene desde que, en 2009, el US Airways 1549 estuvo cerca de estrellarse precisamente por las aves. Desde CalTech han explicado esto, y que su CEO Soon-Jo Chung consideró que la próxima podría no haber tanta suerte, y que el avión acabase estrellado. Así que comenzó la búsqueda de alguna tecnología que permitiera proteger el espacio aéreo frente a las aves, aprovechando sus conocimientos en robótica y conducción autónoma. ¿El problema? Un drone puede conseguirlo, pero se debe tener en cuenta la distancia a la que se mantiene de las aves y cómo interactúa con ellas para evitar que las bandadas se dispersen, sino que se alejen de forma conjunta.

Estos drones autónomos mantienen ‘limpio’ de aves el espacio aéreo para evitar accidentes de aviones

La compañía pasó tiempo estudiando cómo los grupos de animales se mueven e interactúan entre ellas, y consiguieron encontrar cómo responden ante las amenazas externas. De esta manera, sus drones autónomos son capaces de derivar la ruta de las aves en la dirección deseada, pero sin crear pánico en estos grupos evitando que se dispersen. En las pruebas que han hecho, en entornos controlados, parece que funciona a la perfección. No obstante, reconocen que todavía hay que seguir desarrollando la tecnología para considerar diferentes velocidades de vuelo de las aves, diversas dimensiones de las bandadas y otros detalles importantes.

Por el momento no se han publicado detalles sobre un despliegue comercial de esta tecnología, pero se han prestado los detalles respecto a su funcionamiento y sus resultados. Es una tecnología prometedora que pretende ‘colarse’ en los aeropuertos en cuestión de unos años.