¿Cuándo nace la IA y dónde podemos encontrarla hoy en día?
Día sí y día no, oímos hablar de la Inteligencia Artificial. Se está colando en nuestros hogares en forma de asistentes virtuales, altavoces, teles y cientos de dispositivos que llegan para hacernos la vida más fácil. Esta tecnología no sólo está a nuestro servicio, tiene también un componente silencioso que ha mejorado la autonomía y el rendimiento de nuestros móviles pero ¿alguna vez te has preguntado cuándo surgió el primer sistema de IA?
De los actuales Google Assistant o Siri, pasando por Deep Blue de IBM – la que ganó a Kasparov en 1996 – la IA nos lleva acompañando los últimos años y cada vez la vemos integrada en más componentes y productos (y más que lo vamos a ver con la llegada de los chips NPU para los procesadores móviles más recientes como los Kirin 970 de Huawei).
¿Qué es la Inteligencia Artificial?
Es quizás la pregunta que se hacen muchos al conocer este concepto, y no se puede dar una respuesta muy precisa, como tampoco hay un concepto de “inteligencia” de manera universal. A grandes rasgos se puede definir como una rama de la ciencia que estudia el comportamiento humano y trata de crear sistemas o máquinas que emulan y simulan la inteligencia humana mediante diversas técnicas.
IA desde los 50 hasta hoy
Aunque no lo creas, pese a lo reciente que parece la tecnología hay que remontarse a los años 50 del pasado siglo, como no, en Estados Unidos, donde basándose en los estudios de Alan Turing, crearon las primeras proto-IA.
En 1950 Turing consolidó el campo de la inteligencia artificial con su artículo Computing Machinery and Intelligence, en el que propuso una prueba concreta para determinar si una máquina era inteligente o no, su famosa Prueba de Turing – que podemos ver incluso retratada en películas como Blade Runner -. En 1956 se dio el término “inteligencia artificial” en Dartmouth durante una conferencia convocada por John McCarthy.
En 1987 Martin Fischles y Oscar Firschein describieron los atributos de un agente inteligente. Al intentar ampliar este concepto y los atributos de un agente inteligente, la IA se ha expandido a muchas áreas que han creado ramas de investigación enormes y diferenciadas.
Es por ello que hasta los 90 no surgieron los primeros “agentes inteligentes” desarrollándose algunos de los más famosos ya en el cambio de milenio. Un ejemplo es el programa Artificial Linguistic Internet Computer Entity (A.L.I.C.E.) ganó el premio Loebner al Chatbot más humano en 2000, 2001 y 2004, y en 2007 el programa Ultra Hal Assistant ganó el premio.
Sobre todo a partir de 2010 es cuando estos bots con IA se han disparado. Algunos como el Watson de IBM han sido capaces de ganar concursos como Jeopardy!, donde los conocimientos son tan importantes como la inteligencia y las estrategias.
Pero quizás lo más inquietante fue en 2013 cuando un programa consiguió vencer al Test de Turing en un concurso organizado por la Universidad de Reading (Reino Unido). El programa Eugene desarrollado en San Petersburgo (Rusia), se hizo pasar por un chico de 13 años y engañar al entrevistador que no supo reconocer que estaba ante una máquina.
Explosión de la IA: primeros chips como el Kirin 970 para móviles con IA
Y llegamos ya hasta nuestros días, donde la IA no significa grandes ordenadores capaces de vencer a campeones de ajedrez (como le sucedió a Kasparov en 1996 frente a Deep Blue de IBM) o a astutos científicos. Están ya en nuestro bolsillo como con el Kirin 970 y su NPU.
Presentado justo hace un año en la IFA 2017 (y que ya tiene su sucesor, el Kirin 980 presentado en IFA 2018) es el que da vida a dispositivos como el Huawei P20 Pro, el Huawei P20 o el Huawei Mate 10. El equipo cuenta con una CPU “tradicional” con ocho núcleos cpaz de llegar a 1,8 GHz. Pero su verdadera revolución es la Unidad de Procesamiento Neuronal o NPU.
No estamos hablando de un “robot” que nos habla desde dentro del teléfono, sino que el móvil ya empieza a pensar, relativamente hablando, como un cerebro humano. En lugar de recoger peticiones y resolverlas, la NPU le permite al móvil procesar varias ordenes al mismo tiempo ya que aprende de situaciones anteriores y sabe adelantarse a ellas.
Es por ello que es capaz de ser un 25% más rápido para diferentes tareas y un 50% más eficiente energéticamente. Por ejemplo, es capaz de reconocer objetos en imágenes a un ritmo de 2.000 por minuto, mejorando así las posibilidades a la hora de tomar una foto ya que la cámara puede adaptarse mejor a las condiciones que se encuentra. Es capaz de reconocer y diferenciar a las personas de una imagen, crear enfoques para cada una, aplicar filtros y efectos de forma más efectiva, etc. Este chip ayuda, incluso, a estabilizar la imagen y hacer que no salgan movidas con lo que Huawei ha denominado “AI Camera”.
Pero hemos dicho que una NPU aprende, y no solo para hacer fotografías. También aprende de nuestras costumbres. De cuando y a dónde vamos, como usamos el móvil, qué aplicaciones usamos más y cuándo, y así un largo etcétera. Con toda esta información, la NPU cada vez ajusta más el control de los recursos y es capaz de optimizar tanto la autonomía como la potencia para que siempre tengamos el máximo de lo que necesitamos en cada momento.
Cómo podéis ver, la Inteligencia Artificial nos lleva acompañando la friolera de 70 años. De las pizarras de los científicos, pasó a las manos de los ingenieros y ahora la llevamos con nosotros en todo momento. Y cada vez será más importante en nuestras vidas ya que las empresas están dispuestas a desarrollarla de tal manera que nos haga la vida mucho más fácil en el futuro.
Via: www.adslzone.net