Full HD 1080p: ¿es suficiente en 2019 para monitores y televisores?
En una pantalla hay muchas características técnicas que podemos revisar, y que influyen en la calidad de la imagen mostrada y la experiencia de uso. Una de ellas es la resolución, y es probablemente también una de las que menos cuesta comprender a los consumidores. En estos momentos la resolución Full HD es la más habitual en televisores y monitores, pero coexiste con otras como QHD y UHD 4K. Y la pregunta es ¿es suficiente con la resolución Full HD?
Resolución, tamaño de la pantalla y distancia ¿tienen ‘límite’ nuestros ojos para ver píxeles?
La resolución de una pantalla es la cantidad de píxeles que se pueden mostrar, como máximo, en un display. Y está determinada por el producto del ancho y alto. De este modo se puede conocer la ‘relación de aspecto’. Lo más habitual es que la relación de aspecto sea de 16:9, el formato panorámico que sustituyó a los 4:3 de las pantallas –casi- cuadradas. Pero existen pantallas con otra relación de aspecto como, por ejemplo, 21:9 que está especialmente extendido en cine; además, en los teléfonos inteligentes han empezado a popularizarse ‘ratios’ como 19:9, 18:9 y similares, por la reducción de bordes.
Si hablamos de resolución, entonces hablamos del tamaño relativo de la pantalla; es el número de píxeles que se pueden mostrar en la ventana del monitor o la pantalla. Y los píxeles son la unidad mínima de información que es capaz de presentar el panel; sin embargo, el tamaño absoluto de la pantalla está determinado por el ancho y alto de la ventana, y se suele ofrecer en pulgadas como unidad de medida.
¿Está ‘limitada’ la capacidad de nuestros ojos para ver los píxeles?
Durante años se ha extendido la creencia de que existe una ‘resolución máxima’, a partir de la cual la vista humana no es capaz de apreciar diferencia alguna. Según apuntan algunos estudios, el ojo humano es capaz de ‘capturar’ imágenes a una resolución equivalente de 576 megapíxeles. El ojo humano cuenta con 6 millones de conos o de células sensibles a la luz en cada retina, así como 90 a 126 millones de bastones, que son las células que se encargan de la visión cuando se dan condiciones de iluminación escasa.
Esto anterior quiere decir que, para una única imagen, los conos del ojo humano son capaces de capturar en torno a 6 megapíxeles de información en color y los bastones otros 100 megapíxeles de información en blanco y negro. En tanto que una gran parte de los conos se agrupan en torno a un punto central denominado fóvea, y el ojo recorre su campo de visión de forma constante para la composición de una imagen, las estimaciones apuntan a 576 megapíxeles como ‘resolución máxima’ equivalente del ojo humano.
Para que nos hagamos una idea, un panel Full HD estaría entregándonos imágenes de 2,1 megapíxeles aproximadamente, mientras que una pantalla 4K es capaz de alcanzar hasta los 8,3 megapíxeles. En ninguno de los dos casos se alcanzaría, ni de lejos, la capacidad máxima del ojo humano según la teoría de estos estudios a los que hacíamos referencia anteriormente. Pero también habría que considerar que el ángulo de visión del ojo humano está en 180º en el plano hotizontal y 130º en el plano vertical, aproximadamente, así como 60º y 70º por encima y por debajo de la vertical, respectivamente.
A qué distancia vas a ver la pantalla y cuál es la densidad de píxeles por pulgada, relación entre tamaño relativo y real
Antes hablábamos del tamaño relativo del monitor refiriéndonos a la resolución y del tamaño real del mismo en cuanto a la diagonal física de esta superficie. La relación entre ambos nos da la densidad de píxeles por pulgada; es decir, la cantidad de ‘puntos de luz’ –o de información- que existen, en la pantalla, por cada una de sus pulgadas. Este aspecto es importante, porque la calidad de imagen es muy superior cuanto mayor es es la densidad de píxeles por pulgada. Es algo que podemos calcular aquí.
El otro punto clave, relacionado con esto mismo, es la distancia a la que ver el televisor. En la tabla anterior se establece una relación entre la distancia de visualización, el tamaño real de la pantalla y la resolución. Es una estimación en base a la experiencia de uso, lo que se considera óptimo, pero es una buena referencia para conocer qué resolución nos interesa más en función del tamaño de la pantalla y también de la diagonal de la misma. Full HD nos sería suficiente si vamos a tener la pantalla a hasta 6 metros de distancia, pero tratándose de un panel de 100 pulgadas de diagonal.
La cantidad de información por imagen es importante, pero también la cantidad de imágenes por segundo
Como avanzábamos, existen muchas más características técnicas en una pantalla además de la resolución, y también condicionan la experiencia de uso y la calidad de imagen, aunque a otros niveles. Una de esas características técnicas es la tasa de refresco –o frecuencia de refresco-, y viene definida por la cantidad de imágenes por segundo que es capaz de mostrar una pantalla. Es decir, cuántas veces en un único segundo se actualiza la imagen completa mostrada en el panel; y lo ‘básico’ a nivel doméstico son 30 fotogramas por segundo, pero hay pantallas –sobre todo, monitores- que son capaces de alcanzar tasas muy superiores como, por ejemplo, 240 fps.
Foro de televisión en ADSLZoneLa tasa de refresco de una pantalla viene dada en hercios, y define los fps o fotogramas por segundo. Cada fotograma es una imagen, luego un panel de 240 Hz es capaz de mostrar 240 imágenes diferentes en un segundo. ¿Para qué? Para que la diferencia entre una imagen y la anterior sea tan reducida que el ojo humano, en lugar de captar un conjunto de imágenes estáticas, perciba esta consecución de imágenes fijas de manera dinámica. Así es como se consigue el vídeo, a partir de los 24 fps que se utilizan en cine.
En contenidos especialmente dinámicos como películas de acción, deportes y también videojuegos, la tasa de refresco del televisor o monitor es una de las características técnicas clave. Porque, como decíamos, es lo que va a garantizar que percibamos el movimiento como tal, y con la máxima fluidez posible, o haya problemas con la experiencia de uso como sensación de ‘estelas’ o de parpadeo en la imagen.
Entonces ¿es suficiente en 2019 con que los monitores y televisores tengan resolución Full HD?
Sí, pero es importante matizar tal y como hemos venido viendo en este artículo. Ni siquiera con una pantalla 4K somos capaces de cumplir con la capacidad máxima del ojo humano, ni de quedarnos cerca de sus límites siquiera. Esto explica que las pantallas 8K, que son las que están empezando a surgir, sigan teniendo sentido y no sean únicamente producto del marketing y el consumismo. Todo esto no quita para que una pantalla Full HD brinde una correcta experiencia de uso –inferior a la de una pantalla 4K, indudablemente- y por lo tanto sea una resolución más que válida y, sobre todo, en pantallas pequeñas como las de un teléfono inteligente, o la de un ordenador portátil –entre otros-.
Probablemente sea esto último que explicábamos, de la cantidad de imágenes por segundo, lo que deberíamos tener incluso más en cuenta que la resolución a la hora de comprar una pantalla. O la tecnología empleada para la misma –LCD, OLED y otros-, entre muchas otras características técnicas. Pero retomando lo relativo a la tasa de refresco, es otra de las características técnicas clave en monitores y pantallas porque, a fin de cuentas, es lo que define la calidad de la animación de las imágenes. ¿Son suficientes 30 fps? Sí, pero con 60 fps notaremos una diferencia sustancial.
Lo que no tendría sentido, y estará cualquiera de acuerdo, sería un monitor 4K sirviendo imágenes a 15 fotogramas por segundo, porque veríamos imágenes –a priori- con mucha calidad por la definición, pero con movilidad reducida. Por lo tanto, probablemente, más que buscar el mero dato de la resolución, lo que debería importar a los consumidores y usuarios es el equilibrio entre estas dos características técnicas y algunas otras que también afectan de forma directa a la calidad de imagen y experiencia de uso.
Los contenidos también definen cuál es la resolución que más nos interesa, o cuál deberíamos comprar
Todos los puntos anteriores hemos estado revisándolos desde un plano técnico, o teórico, y no aplicándolos a la práctica. Los contenidos disponibles para el usuario son los que, a fin de cuentas, definen cómo vamos a poder aprovechar nuestro televisor o monitor.
En España, la TDT se ve tan mal porque tenemos emisiones SD –en su mayoría- y algunas HD. Las primers en MPEG-2 y las segundas en H.264 como códecs. ¿Qué quiere decir esto? Que la mayoría de los canales de televisión se reproducen en resolución 720 x 576 píxeles y con señal entrelazada –en el caso de canales SD-, mientras que solo unos pocos se sirven en 1920 x 1080 píxeles, de nuevo con señal entrelazada. Es decir, que si nos fijamos en exclusiva en la Televisión Digital Terrestre, evidentemente nos interesa poco fijarnos en televisores con resolución 4K.
Otra cosa son las plataformas de vídeo en streaming como YouTube, Netflix y algunos de sus similares, que sí que ofrecen contenidos en resolución 4K para poder aprovechar este tipo de pantallas. O la televisión por Internet de algunos operadores de telecomunicaciones, que también cuenta con contenidos 4K disponibles para los usuarios. Y por supuesto, otro tema también diferente sería el uso de un ordenador para videojuegos, por ejemplo, donde las limitaciones las marca la tarjeta gráfica instalada en el mismo, o el procesador de gráficos.
En conclusión, para este apartado: si vas a usar tu televisor para ver la televisión –y ya está-, ni te plantees la compra de una pantalla con resolución 4K. Pero si vas a usar tu monitor o televisor para más que ver la TDT, entonces sí te empieza a interesar algo más que Full HD. En este segundo caso posible, ya tendrías que considerar qué tipo de contenidos vas a consumir de forma más habitual, y tener en cuenta los aspectos que hemos ido repasando a lo largo de este artículo.
Via: www.adslzone.net