Por qué debes grabar los vídeos en 4K y más de 60 fps, aunque los guardes en Full HD
En vídeo hay dos pasos clave, si resumimos todo a lo mínimo: producción y postproducción. Por ‘producción’ nos referimos a todos los procesos relacionados con la grabación, y la ‘postproducción’, aunque no es exactamente así, la podríamos definir como la edición del vídeo en cuestión. Y existen dos factores básicos que determinan el resultado del vídeo final, y parten desde la grabación: resolución y frame rate. Y vamos a explicarte por qué grabar en 4K y a más de 60 fps siempre que sea posible, aunque tu vídeo final sea –por ejemplo- en Full HD a 30 fps.
Producir pensando en la postproducción de un vídeo para obtener los mejores resultados
Aunque en postproducción se puede alterar el resultado final de un vídeo casi por completo, es muy recomendable producir pensando en la postproducción. ¿Qué quiere decir esto? Que, al menos en el aspecto más básico, deberíamos tener un guión o esquema de cómo llevar a cabo la iluminación o la grabación, entre otros aspectos, para poder conseguir los resultados deseados en postproducción. Y aunque ahora lo desarrollaremos con mayor detalle, esto es lo que explica que recomendemos grabar al máximo frame rate posible y en resolución 4K, aunque vayamos a ‘sacar’ finalmente un vídeo en Full HD y a 30 o incluso 24 fps.
Resolución de grabación de vídeo: por qué 4K mejor que Full HD
Si vamos a grabar un vídeo con ratio 16:9, que es lo habitual con cámaras de consumo, entonces tendremos imágenes de 3840 × 2160 píxeles. Quizá después nos interese tener un resultado, un vídeo, en resolución Full HD. Pero es recomendable grabar en resolución 4K porque tendremos un exceso de información respecto al resultado, que como decíamos será Full HD y por tanto contendrá imágenes de 1920 x 1080 píxeles.
¿Para qué queremos ese ‘exceso de información’? Porque esto nos permite hacer ‘cropeos’; es decir, recortes sobre las imágenes sin alterar lo más mínimo la calidad de las mismas. En el esquema anterior podemos ver la imagen de vídeo en 4K, y en su interior la salida o master de vídeo en resolución Full HD. El cuadrante verde claro es el vídeo que tenemos grabado, mientras que el cuadro verde oscuro es el vídeo que obtendremos. Gracias a este esquema podemos comprobar que, efectivamente, nos ‘sobra’ imagen; es más grande que el resultado que vamos a obtener, pero ¿significa esto que habrá partes que no se vean?
No. Porque en postproducción lo que haremos será escalar el vídeo en 4K para adaptarlo a las dimensiones del cuadro en Full HD. La clave, y el motivo por el que sugerimos grabar siempre en resolución 4K, si es posible, es que al escalar la imagen a un cuadro de resolución inferior podemos hacerlo de forma parcial y no absoluta. Así podremos hacer recortes en la imagen a modo de ‘zoom’, por ejemplo, para mejorar el encuadre de planos. O bien tendremos píxeles suficientes para aplicar sistemas de estabilización –por deformación y otros- y reducir el movimiento de la grabación de vídeo.
Frame rate en la grabación de vídeo: por qué grabar a 60 fps como mínimo, más si es posible
El frame rate determina cuántas imágenes –estáticas- por segundo se capturan. El mínimo, y el utilizado en cine, es de 24 fps. Pero las cámaras de vídeo actuales, los teléfonos inteligentes y las DSLR, o las mirrorless, etcétera, nos permiten subir a 60 fps en su mayoría. Y cada vez son más los modelos que nos dan la posibilidad de grabar vídeo en 120 fps o incluso en 240 fps –sobre todo, modelos mirrorless-. Pero ¿deberíamos usar frame rates tan altos?
De nuevo explicamos esta sugerencia apoyándonos en la intención de conseguir un ‘exceso de información’. Con 24 fps tenemos suficiente para ‘engañar’ al ojo humano y hacerle creer que esas 24 imágenes estáticas servidas en un segundo son una secuencia dinámica. Es decir, con 24 fps tenemos suficiente información para crear la sensación de fluidez en vídeo. Por eso, 24 fps es válido en master, en la salida de vídeo, en el resultado final. Pero si podemos grabar con un frame rate mayor, que puede ayudarnos con ese ‘exceso de información’.
En tanto que necesitamos servir 24 imágenes por segundo, o 30 fps, que nos ayudarán a facilitar los cálculos ¿qué pasa si grabamos a 60 fps, o incluso más? Que tendremos el doble de imágenes estáticas capturadas –o más-. De este modo, si dejásemos el master en 60 fps, conseguiríamos una mayor sensación de fluidez en nuestra secuencia de vídeo, algo imprescindible para tomas deportivas o de acción, por ejemplo. Y automáticamente estaremos abriendo una ventana de opciones en postproducción.
Si tenemos el doble de imágenes, siempre podemos reducirlas a la mitad para, a partir de 60 f/s, conseguir 30f/2s. Es decir, que de un segundo de vídeo obtendremos dos, pero quedándonos en esos 30 fps mínimos que queríamos. El resultado es que hemos captado el doble de movimiento en el mismo tiempo, es decir, cámara lenta en un 50%. ¿Y si grabásemos en 120 fps? Entonces, en postproducción podríamos hacer lo mismo y tener 30f/4s, es decir, cámara lenta en un 25% de velocidad.
La otra ventaja que nos aporta la grabación de vídeo en frame rates altos está en la reducción de la dependencia respecto a sistemas de estabilización físicos. En tanto que estamos capturando más imágenes para un mismo tiempo, estamos reduciendo las diferencias entre imágenes consecutivas. Por lo tanto, al ‘extender’ estos fotogramas para quedarnos en 24 ó 30 fps tendremos una sensación de movimiento inferior. Es decir, que las secuencias que hemos generado a cámara lenta no tendrán movimientos bruscos provocados por el pulso del cámara, por ejemplo, porque la diferencia entre estas imágenes consecutivas es inferior.
Si tienes dudas, escríbenos en el Foro ADSLZone
Via: www.adslzone.net