Chema Alonso: Año UNO
El día 15 de marzo de 2018 fue el día marcado en mi calendario para abandonar este mundo. Y hacerlo a lo grande, con un mortal hacia delante desde mi monopatín mientras bajaba por una cuesta para terminar en una baldosa mal fijada al suelo. Pero no fue así. Y aquí sigo. Haciendo balance de lo que ha sido mi vida en este primer año de extra-time que llevo sobre el planeta.
Aunque los que estuvieron por allí y me despertaron ensangrentado recuerdan que mi conmoción fue un debate cíclico sobre lo que había pasado, lo cierto es que yo lo viví, como os conté, de otra manera mucho más placentera. El sistema operativo de mi cabeza entró en modo a prueba de fallos y no grabó ninguno de los estímulos que llegaban desde mi cuerpo. Mi cerebro colapsó y no aguantó el malfuncionamiento hardware.
Pero me desperté. Y no con cierto dolor y cabreo por lo cómodo que estaba en ese punto de standby con negrura en el que me encerró mi mente.
Lo hice mientras me estaban cosiendo y fabricando las dos cicatrices de nueve puntos en total que tengo en el párpado en el ojo derecho. Podéis llamarme “ScarEye”, que para nombre de Supervillano de segunda no está mal.
Y al día siguiente me fugué del hospital. Y me fui a comer con los amigos, y comencé a vivir con el tiempo extendido de la "Extra Ball" que me tocó.
Desde entonces poco y mucho cambió mi vida.
Poco, porque lo que hago es lo que me gusta. No creo que aunque hubiera sido otro villano, mi vida hubiera cambiado mucho. Ya en un post muy antiguo, de hace unos años, hablaba de la Esencia del Antihéroe para explicar que fuera yo el villano que fuera, acabaría siendo informático. Me gusta la tecnología y lo que hago, así que hace un año cuando tuve una segunda oportunidad no cambié mucho.
Seguí haciendo mis cosas en Telefónica. Mis cosas en 0xWord. Mis cosas como el Chema Alonso ese que lleva tantos años dando guerra por Un informático en el lado del mal, o las tablas de muchos escenarios.
Me gusta Telefónica, me gusta escribir, me gusta pensar, me gusta crear, me gusta contar cosas, que siempre había soñado con ser profesor y enseñar. No fue casualidad que me sacara el CAP para dar clases en secundaria o que estuviera durante tantos años enganchado en la radio con el maravilloso Javi Nieves o dando clases en la universidad tantos y tantos cursos.
En la forma de afrontar la vida, tampoco es que fueran a cambiar después de ese salto de cabeza contra el suelo. Ya había encontrado el hilo de Ariadne un poco antes y enfocado mi vida de una forma que me gusta. Aprovecho cada segundo de mi vida balanceando entre tecnología, lectura, series, deporte, chuletón, vino, música o patinar con mis niñas. No voy a volverme loco porque me haya podido matar o me vaya a morir con seguridad.
Lo que sí que valoro un poco más es el tiempo.
El tiempo es finito, y disfrutarlo es lo que quiero. No me eches la bronca. No quieras que cambie a mis años. No quieras que no sea como soy. No me quites la energía. No me des lecciones de vida que yo ya llevo una. No llores cada momento por lo que pasó. No quiero a mi alrededor vampiros de energía. O gente que me diga lo que tengo que hacer o dejar de hacer. Eso ya lo sé yo y decido si me hago caso o no a cada poco. Y hago lo que me hace feliz o me piden las entrañas.
Quiero a mi lado gente divertida. Vitalista. Que quiten el peso de la vida, para aceptar que no tenemos esa misión trascendental que muchos necesitan atribuirse. Como si el paso por la vida fuera el batido de las alas de mariposa que van a cambiar el universo. No creo en eso.
Me iré, como me pude haber ido hace un año. Me iré y me habrás dicho lo que me hubieras dicho hasta ese día. Me iré y te habré dicho lo que te dije hasta ese momento. Habrá una última conferencia. Un último beso. Una última palabra. Ese abrazo de despedida que nos dimos al decirnos adios hasta la próxima vez. Que realmente será un último adiós. Y un último sentimiento. Y nada más.
Será de la forma que sea. Tarde, pronto, o a media distancia. Será en soledad o en compañía, pero será. Y tampoco será para tanto. "Goodbye, my friend". Y listo. Y no pasará nada. Y no esperes que tenga en mi vida un objetivo por cumplir que se quede a medias. Una obra inacabada. O algo por hacer que me hubiera hecho pleno. ¡Qué va! Ya me acabé Internet que me hice una foto con Chuck Norris, di una charla con Mi Hacker y grabé un anuncio con Mi Survivor. Habré hecho cosas buenas, cosas malas, y habré vivido mi tiempo de la mejor manera que se me ocurrió.
Quiero que queden en tus ojos de la memoria cosas chulas que te agraden. Las risas. Las tonterías esas que decía y hacía. Las veces que lloramos entre carcajadas. Las veces que te abracé como un gorila después de habernos tomado una botella de vino, que con mis amigos nos abrazamos así. Cuando nos fuimos de viaje. Las que me metí contigo con humor inocente, porque si lo hice fue porque eras especial. Las veces que te acaricié sin decir nada. Las veces que te sorprendí con una chorrada. Las que lo hice a lo grande. Las cosas buenas. No las malas. Cuando me viste haciendo algo diferente. Las veces que pinté monstruos contigo o las que te castigué porque era bueno para ti. Las veces que comimos en buenos restaurantes. Las que tomamos café en el Starbucks o en el Vips. Las que fui un Pirata buscando una batalla.
Las malas, entiérralas.
Y poco más. pasó un año. Y vamos a por otro. A por "Chema Alonso: Año 2". Lo que será este año habrá que verlo. Por ahora no preveo más que cosas similares a las del año pasado. No desearía matarme pronto que me gustaría hacerme viejo y ver a mis niñas crecer y vivir sus vidas, pero... ¿Quién sabe?
Saludos Malignos!
Figura 1: Chema Alonso "Año uno" |
Aunque los que estuvieron por allí y me despertaron ensangrentado recuerdan que mi conmoción fue un debate cíclico sobre lo que había pasado, lo cierto es que yo lo viví, como os conté, de otra manera mucho más placentera. El sistema operativo de mi cabeza entró en modo a prueba de fallos y no grabó ninguno de los estímulos que llegaban desde mi cuerpo. Mi cerebro colapsó y no aguantó el malfuncionamiento hardware.
Pero me desperté. Y no con cierto dolor y cabreo por lo cómodo que estaba en ese punto de standby con negrura en el que me encerró mi mente.
Lo hice mientras me estaban cosiendo y fabricando las dos cicatrices de nueve puntos en total que tengo en el párpado en el ojo derecho. Podéis llamarme “ScarEye”, que para nombre de Supervillano de segunda no está mal.
Y al día siguiente me fugué del hospital. Y me fui a comer con los amigos, y comencé a vivir con el tiempo extendido de la "Extra Ball" que me tocó.
Desde entonces poco y mucho cambió mi vida.
Poco, porque lo que hago es lo que me gusta. No creo que aunque hubiera sido otro villano, mi vida hubiera cambiado mucho. Ya en un post muy antiguo, de hace unos años, hablaba de la Esencia del Antihéroe para explicar que fuera yo el villano que fuera, acabaría siendo informático. Me gusta la tecnología y lo que hago, así que hace un año cuando tuve una segunda oportunidad no cambié mucho.
Seguí haciendo mis cosas en Telefónica. Mis cosas en 0xWord. Mis cosas como el Chema Alonso ese que lleva tantos años dando guerra por Un informático en el lado del mal, o las tablas de muchos escenarios.
Me gusta Telefónica, me gusta escribir, me gusta pensar, me gusta crear, me gusta contar cosas, que siempre había soñado con ser profesor y enseñar. No fue casualidad que me sacara el CAP para dar clases en secundaria o que estuviera durante tantos años enganchado en la radio con el maravilloso Javi Nieves o dando clases en la universidad tantos y tantos cursos.
En la forma de afrontar la vida, tampoco es que fueran a cambiar después de ese salto de cabeza contra el suelo. Ya había encontrado el hilo de Ariadne un poco antes y enfocado mi vida de una forma que me gusta. Aprovecho cada segundo de mi vida balanceando entre tecnología, lectura, series, deporte, chuletón, vino, música o patinar con mis niñas. No voy a volverme loco porque me haya podido matar o me vaya a morir con seguridad.
Lo que sí que valoro un poco más es el tiempo.
El tiempo es finito, y disfrutarlo es lo que quiero. No me eches la bronca. No quieras que cambie a mis años. No quieras que no sea como soy. No me quites la energía. No me des lecciones de vida que yo ya llevo una. No llores cada momento por lo que pasó. No quiero a mi alrededor vampiros de energía. O gente que me diga lo que tengo que hacer o dejar de hacer. Eso ya lo sé yo y decido si me hago caso o no a cada poco. Y hago lo que me hace feliz o me piden las entrañas.
Quiero a mi lado gente divertida. Vitalista. Que quiten el peso de la vida, para aceptar que no tenemos esa misión trascendental que muchos necesitan atribuirse. Como si el paso por la vida fuera el batido de las alas de mariposa que van a cambiar el universo. No creo en eso.
Me iré, como me pude haber ido hace un año. Me iré y me habrás dicho lo que me hubieras dicho hasta ese día. Me iré y te habré dicho lo que te dije hasta ese momento. Habrá una última conferencia. Un último beso. Una última palabra. Ese abrazo de despedida que nos dimos al decirnos adios hasta la próxima vez. Que realmente será un último adiós. Y un último sentimiento. Y nada más.
Será de la forma que sea. Tarde, pronto, o a media distancia. Será en soledad o en compañía, pero será. Y tampoco será para tanto. "Goodbye, my friend". Y listo. Y no pasará nada. Y no esperes que tenga en mi vida un objetivo por cumplir que se quede a medias. Una obra inacabada. O algo por hacer que me hubiera hecho pleno. ¡Qué va! Ya me acabé Internet que me hice una foto con Chuck Norris, di una charla con Mi Hacker y grabé un anuncio con Mi Survivor. Habré hecho cosas buenas, cosas malas, y habré vivido mi tiempo de la mejor manera que se me ocurrió.
Quiero que queden en tus ojos de la memoria cosas chulas que te agraden. Las risas. Las tonterías esas que decía y hacía. Las veces que lloramos entre carcajadas. Las veces que te abracé como un gorila después de habernos tomado una botella de vino, que con mis amigos nos abrazamos así. Cuando nos fuimos de viaje. Las que me metí contigo con humor inocente, porque si lo hice fue porque eras especial. Las veces que te acaricié sin decir nada. Las veces que te sorprendí con una chorrada. Las que lo hice a lo grande. Las cosas buenas. No las malas. Cuando me viste haciendo algo diferente. Las veces que pinté monstruos contigo o las que te castigué porque era bueno para ti. Las veces que comimos en buenos restaurantes. Las que tomamos café en el Starbucks o en el Vips. Las que fui un Pirata buscando una batalla.
Las malas, entiérralas.
Y poco más. pasó un año. Y vamos a por otro. A por "Chema Alonso: Año 2". Lo que será este año habrá que verlo. Por ahora no preveo más que cosas similares a las del año pasado. No desearía matarme pronto que me gustaría hacerme viejo y ver a mis niñas crecer y vivir sus vidas, pero... ¿Quién sabe?
Saludos Malignos!
Via: www.elladodelmal.com
Chema Alonso: Año UNO
Reviewed by Anónimo
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