Siempre que nos conectamos a Internet, nuestro operador nos asigna una dirección IP. Esta dirección contiene mucha información sobre nosotros, y cualquier persona puede saber qué descargamos a través de torrent con ella (aunque se “camufla” si nuestro operador usa CG-NAT). Sin embargo, con esa dirección no podemos ubicar con exactitud a alguien, o al menos su casa o la ubicación del router. ¿Por qué?

Es imposible ubicar a alguien usando solo su IP

Saber una dirección IP nos aporta mucha información de la otra persona, pudiendo conocer su país, región o incluso ciudad en la que se encuentra. Sin embargo, es prácticamente imposible obtener información más precisa que esa, que suele tener un margen de error de varias decenas de kilómetros dentro de una misma ciudad, o ubicarnos en una ciudad o pueblo anexo. En mi caso, en el nuevo octeto que me ha asignado Jazztel recientemente, todas las webs me ubican en la capital de mi provincia, a pesar de que no vivo en ella. Lo que sí aciertan es el operador: Orange o Jazztel.

Hay servicios gratuitos y de pago que permiten ubicar con mayor o menor precisión la ubicación de una dirección IP, pero nunca se puede saber con exactitud la casa de la que proviene por mucho que se utilice software de pago. Esto es debido a que estos servicios de geolocalización a través de direcciones IP trabajan con diferentes bases de datos.

Gracias a esas bases de datos, cogen varios octetos de direcciones IP y saben con exactitud donde están ubicadas. Si una dirección IP pertenece al mismo grupo de otras que ya están en la base de datos, entonces esa que hemos introducido estará en el mismo que ellas, o al menos en una zona muy próxima.

Para gestionar las direcciones IP de una zona existen los RIR, o Regional Internet Registry. En el mundo hay cinco diferentes, que podemos ver en el anterior mapa. El que nos interesa es el europeo, llamado RIPE NCC, o Registro Regional de Internet para Europa, Oriente Medio y partes de Asia Central. Este es considerado como el primer RIR oficial, pero no es él quien genera las direcciones IP. La IANA (Internet Assigned Numbers Authority) es la que distribuye las direcciones IP a los RIR, que es quien luego las reparte a los operadores, gobiernos, grandes corporaciones, instituciones educativas, etc.

A través de este registro, pueden saber más o menos a qué país se concede cada dirección IP. Sin embargo, ese es solo el comienzo, ya que a partir de ahí usan otras bases de datos complementarias. Por ejemplo, páginas para ubicar direcciones IP pueden acceder a las de una página web del tiempo para saber qué ciudad has consultado en esa web con tu dirección IP, lo cual les permite asociarlo a una ciudad. Los operadores también pueden ofrecer determinada información. Algunos servicios ofrecen una gran cantidad de datos además del país o ciudad, como el código postal, huso horario, velocidad de conexión, operador usado, etc.

Aunque esta información se pueda usar para conocer más sobre una persona y su ubicación, también tiene fines positivos, como los bancos para evitar phishing, u otros servicios web que bloquean el acceso si ven que de repente alguien de un país a miles de kilómetros intenta acceder a tu cuenta. También se puede comprobar la IP de pago con la del país al que pertenece la dirección de envío y facturación para ver si esa compra se está haciendo con una tarjeta robada.

Sin embargo, sí que hay quien puede saber a quién pertenece una dirección IP: la policía o tu operador. Este es el motivo por el que, si se comete un delito en la red y no se ha escondido la dirección IP a través de métodos como Tor o un VPN, la policía puede pedirle la información al operador (el cual se puede conocer de manera pública teniendo solo la IP) de a qué línea pertenece esa dirección, y conocer la casa para ir a realizar el arresto.