A Veces No Quiero Ir Al Cole

A veces no quiero ir al cole. Me escondo dentro de las sábanas. Me meto muy adentro. Muy tapado. Escondido en el fondo. Y digo: "No quiero ir al cole". Una y otra vez. Me pasa cuando estoy muy cansado. Cuando tengo un día feo de esos que no gustan. Cuando sé que voy a tener que hacer muchas cosas. Me escondo y digo una y otra vez ese mantra. No quiero ir al cole. 

Figura 1: A veces no quiero ir al cole

Y os prometo que me quedaría hay todo el día escondido del mundo. Bajo las sábanas. Donde nadie me pueda encontrar. Desconectado del mundo. Con el teléfono en modo avión o con el modo no molestar. Haciendo el bicho bola que es como lo digo yo. Bien adentro en mi nido de sábanas. Calentito. Acurrucado. Sin pensar en lo que hay fuera. Y os prometo que me quedaría ahí todo el día. En ese momento si no me hubieran metido responsabilidad y conciencia lo haría.

A veces me resarzo al final de la semana. Cuando ha sido larga y dura. Cuando llego hecho polvo al sofá. En esos momentos solo quiero chupar tele. Un capítulo tras otro de una serie tras otra. Sin hablar con nadie. Sin decir nada. Sin pensar. Encefalograma plano viendo algo en la tele para calmar las ondas de mi cerebro. Meterme en la "Nothing Box". Para arreglar el desequilibro extraño que hay en mí. Ese que hace que mi cerebro vay más rápido que mi corazón. Mi cabeza se enciende por las mañanas como si Han Solo saltara al hiperespacio desde el Halcón Milenario. Mi corazón no. Y apagarla es complicado. A veces no consigo reducir la velocidad de las ondas en varios días, y cuando llega el viernes necesito darme un shock para conseguirlo.

A veces me levanto nervioso desde por la mañana. Porque sé que mañana es lunes. Porque sé que mañana vuelvo a la actividad total. Porque sé que esa noche no va a ser igual. Porque he conseguido reducir un poco el ritmo durante unos días de descanso. Porque he jugado a juegos de mesa, a las cartas, y ver una película de entretenimiento. Porque he montando en monopatín. Porque he hecho bicicleta y he salido a correr. Porque he logrado estar alejado de la actividad profesional.

Y sé que que no voy a dormir porque mañana será distinto. Que comienza una aventura en el espacio sideral. O en tierras lejanas. Tal vez baldías. En busca del monte del destino al que tirar la carga y  hacer un check en el "done". Y me paso el día luchando por no comenzar antes de tiempo. Por no tirar la primera flecha cuando aún los enemigos están fuera del alcance. 

A veces pienso en playas. En montes. En destinos lejanos. En vidas cargando leña y paseando perros por el campo. En levantarme abrir las ventanas y ver campo. Ver mar. Que el té o el café sean los olores que lleguen a mí. Que mi día sea leer, pasear, escribir. Estar escondido. Sin ir al cole. Sin tener que ir al cole. Sin querer ir al cole. Sin necesitar ir al cole. Sin desear ir al cole. Solo estar en el recreo. Y en las excursiones en bici por rutas por la montaña. Comiendo un bocadillo en una piedra. Escuchando los tweets de los pájaros a través de mis odios. El canto en mis orejitas. En que mi día sea aprender a hacer saltos con el monopatín. Y soñar que un día hacía otras cosas. Como si fuera un recuerdo de una película que algún día vi.

A veces. Solo a veces.  Pero por ahora solo a veces. 

Aunque toman un poco de más fuerza con la edad. No puedo no verlos. Me gusta saber que están dentro de mí. Escondidos en mí. Haciendo el bicho bola en mi interior. Nerviosos por salir. Con ganas de tener el turno de palabra algún día. De tomar las riendas de todo. De saber que, seguramente, casi seguro, a lo mejor, o tal vez alguna vez, ya no habrá que ir al cole. Ya no habrá necesidad de ir al cole. Ya no habrán ganas de ir al cole. El cole se habrá acabado. Y tendrán que elegir la agenda de la semana. Esa que ponía en mi estuche. Donde siempre había una parte que decía: PATIO ocupando con cada letra un día de la semana.

En ese momento tendré otros días diferentes. Otra  agenda de lunes. Ya no habrá más momentos de no querer ir al cole, porque el cole ya no será nunca más. Habrá otra agenda del martes. Y del miércoles. Y no habrá más cansancio mental el jueves o el viernes. Y entonces el sábado no tendré muchas cosas pendientes ni estaré el domingo nervioso pensando en lo que viene el lunes. Tal vez incluso la velocidad de las ondas de mi cerebro se habrá igualado a la velocidad de los latidos de mi corazón.

Y sin embargo. 

Siempre que pienso en ello a cabo en la misma pregunta. ¿Cuáles será mis "a veces" en esos momentos? ¿Cuáles serán los motivos que llenen los momentos de los "a veces" de esos futuros alternativos? ¿Tendré ganas "a veces" de volver al cole? ¿Tendré ganas "a veces" de escribir en mi blog?¿Tendré ganas "a veces" de preparar una charla, de lanzar un nuevo proyecto, de escribir un blog, de subirme a un escenario, de volver a ponerme un gorro? ¿Tendré ganas "a veces" de volver a echar lo de menos lo que en mis "a veces" de hoy echo de más? Es el juego ese del que yo sé que tú sabes que yo sé que tú sabes.

Quién sabe.
Por ahora son solo mis "a veces" de hoy en día.
Cuando dejen de serlo, entonces yo seré también otro.
O el mismo pero del revés.

Saludos Malignos!


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