"Todo Por Hacer", Me Dice Mi Cabeza.

Revisando el último artículo de ayer vi que era el número 340. Hoy toca el número 341 del año, un número curioso porque su descomposición factorial es 11 x 31, que son el tipo de cosas en las que piensa mi cerebro. Tras muchos años no he conseguido acallarlo mucho. No he conseguido que deje de expandirse en seguir y explorar pensamientos laterales extraños. 

Figura 1: "Todo por hacer", me dice mi cabeza.

No con el objetivo de barrer una zona del mapa, sino con el objetivo de pasear por un área de reflexión y tomar un vistazo. No se trata de meterse en otros nuevos campos de exploración, sino más bien de disfrutar el paseo por otras áreas de reflexión, que puede ser cualquier cosa. En este caso que 341 es la multiplicación de los números primos 11 y 31. Y por supuesto no es demasiado evidente para la mayoría de las personas, pero sí que lo será par los ordenadores cuánticos, y que por eso nos toca hacer despliegues de protocolos de Post-Quantum Cryptography "The sooner the better". 

¿Pero llegará antes la Inteligencia Artificial General o el Quantum Computing? ¿Qué será más disruptivo? Pero, ¿hay que preocuparse más del impacto del Quantum Computing, o de las limitaciones de razonamiento de los MM-LLMs aplicadas a la robótica? ¿O el consumo energético de esta nueva industria? Por que claro, si ponemos robots que escuchan, razonan, conversan, y permiten inferencias de atacantes, se pueden volver maliciosos con los humanos... ¿cómo les definimos a los MM-LLMs límites de seguridad? ¿Tendrán que llegar las reglas de la robótica de Isaac Asimov? Pero ya sabemos que tienen fallos...

Y si no ponemos controles a los sistemas informáticos, servicios digitales, robots, industrias y sociedades que se van volcando más y más en la toma de decisiones hecha por MM-LLMs cercanos a la AIG, con control medios físicos, ¿ estaremos cerca de un Skynet, de un Daemon, o de que nos encontremos buscando soluciones universales para protegernos, como apunta Harari en Nexus? ¿O es solo una de las muchas posibilidades que debemos controlar?

Así me paso el día entero. En los viajes. En mis momentos con la pantalla en blando delante del ordenador, o cuando estoy en un sitio del que me quiero escapar. Me encierro en mi cabeza, pongo mi interacción en modo escucha y respuesta, pero me escapo a mi cerebro. A pelearme con cables que están pelados, que se conectan que se pinchan los unos con los otros. Y me paso horas dando vueltas por allí. Escuchando música (Mi resumen del año de Spotify me ha dado 66.047 minutos de música escuchada), y eso significa otro tanto de tiempo en silencio, escuchando, pensando, trabajando dentro de mis neuronas.

Tras esos ratos, levanto la cabeza, abro los ojos, miro sin ver, y me entra cierto agobio y ansiedad. Agobio por todo lo que se puede hacer, y en lo que me quiero meter. Y ansiedad por hacerlo cuanto antes, por no tener todo el tiempo del mundo para hacerlo. Por querer ver el futuro a base de construirlo, o al menos una parte pequeña. De querer empujar para que el futuro vaya por el carril correcto. De querer compartir con todos vosotros mis ideas, para que me las evolucionéis. Para que me ayudéis a llevar mis pensamientos por otro derrotero.

Al final, tener la cabeza funcionando de esta manera es una especie de maldición maligna. Me gustaría ser el tipo que pasea por la calle y que el destino le lleva a que un proyectil pase a un centímetro de su cabeza sin tocarle ni un pelo, y él sigue escuchando su música sin saber que ha pasado por algún riesgo. La inconsciencia de un niño que vive ajeno a los problemas de sus padres. Pero no. Desde que soy niño vivo siempre pensando en qué vendrá, en cómo hacer para que venga bien. Para que sea bueno lo que me tenga que venir. A pensar en cómo esquivar los líos, aunque alguna vez no los sepa esquivar bien del todo.

Pero luego le doy la vuelta al pensamiento. Y lo pongo en positivo. Y me digo que es guay, que queda mucho por hacer, y que yo quiero hacer cosas. Que esta es la época de la historia en la que voy a vivir mi vida, y que tengo que disfrutar del viaje. Descender por la montaña con la tabla de Snowboard buscando disfrutar cada curva. Hacer un giro con el monopatín para meterle más energía cinética y coger más velocidad en la bajada. No temer a las caídas por la montaña o contra el suelo del asfalto. Pueden pasar. Pasarán. Pero mientras tanto, vivir disfrutando del descenso. 

La mayor de las pesadillas que atormentan mi cabeza es esa donde digo: "Nací, no me pasó nada porque no hice nada por no equivocarme, morí". No. No va a ser así. Mi cabeza va a seguir buscando líos, proyectos y cosas en las que meterme. Cosas nuevas que aprender. Cosas nuevas que pensar. Me llevará de viaje por senderos extraños. A que piense que hoy es el post número 341 del año y que sus factores son 11 y 31 para que luego de ahí salte a cualquier otra reflexión. Que me de otro punto de vista de todo lo que vagabundea por los rincones de mi cabeza sin forma definida aún.

Y seguro que muchos de los que estáis leyendo por aquí tenéis una cabeza similar. Que dicen que "uno siempre reconoce a sus iguales". Así que, para que hoy viernes tenga algo en que pensar, te dejo esta reflexión mía total y absolutamente out-of-context para que pases un poco de tiempo enganchado a tu cabeza para que sepas como de divergente y expansivo es tu pensamiento. Y recuerda que a pesar de todo lo que ha hecho la humanidad para traernos hasta este momento de hoy y ahora, aún está todo por hacer para llevarnos al momento que queremos de mañana.

¡Saludos Malignos!

Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)  



Via: www.elladodelmal.com
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